
Reconozco que también me ha pasado.
Muchas veces nos distraemos y tenemos contenidos mal escritos en nuestra web.
Y eso que nos centramos en redactar lo mejor posible.
Cuidamos las palabras que utilizamos.
Revisamos el texto para asegurarnos de que la puntuación es correcta, que no hay faltas de ortografía y que la gramática es perfecta.
Pero olvidamos un detalle fundamental que hace que al final el contenido no esté bien escrito.
El problema de saber de lo que escribes
Igual piensas que en tu página tienes unos contenidos perfectos, bien porque los has escrito tú, que sabes de lo que hablas, o porque has contratado a un redactor experto en la materia.
Y puede ser verdad, porque el error más habitual que se comete al redactar contenidos es no pensar en que los demás no tienen ese conocimiento y no comprenden muchas de las expresiones que se usan.
Hay campos como el de la medicina, el derecho y otros que manejan una jerga muy concreta, y solo quienes están inmersos en ella comprenden lo que leen.
El problema es que la mayor parte del público no es un experto, salvo contadas excepciones, y que se pierden cuando no se explican conceptos que pueden parecer obvios a alguien que los conoce.
Es algo que nos ocurre a todos, pensamos que la gente sabe de lo que estamos hablando y no creemos necesario explicar conceptos básicos.
La maldición del conocimiento, o porque hay contenidos mal escritos
¿Cuántas veces te ha pasado lo siguiente?:
- Hablas con alguien que tiene experiencia en un campo concreto, como puede ser un asesor fiscal o un mecánico.
- Después de haber pasado una hora explicándote lo que tienes que hacer para tener tus documentos en regla o qué es lo que le ha pasado al coche, sigues como al principio o incluso tienes más dudas.
A esto se le denomina a veces la maldición del conocimiento.
Hay quien piensa que esto solo pasa en campos muy avanzados, como la tecnología o la ciencia, pero no es así.
En realidad, todos actuamos como expertos en alguna ocasión.
Expresamos ideas que en nuestra mente están muy claras, y no nos planteamos que quienes nos escuchan o nos leen no piensan así.
Este es el origen de los malos entendidos que a menudo causan crisis de marca, mala fama y otros problemas parecidos.
Créeme cuando te digo que es algo que puede pasarle a cualquiera.
Todos somos expertos, y nos confiamos al pensar que tenemos la capacidad de llevar un mensaje de forma clara al público.
Pero lo cierto es que la mayoría los identifica como contenidos mal escritos, convirtiendo las ideas en un fracaso.
Por qué se produce la maldición del conocimiento
La maldición del conocimiento se debe a que en nuestro interior todo tiene sentido, pero la mente de los lectores no lo percibe igual.
Muchas veces nos convencemos de que los lectores entenderán lo que les queremos transmitir, aunque haya conceptos que no hayamos aclarado.
Pero la experiencia del usuario depende en buena medida de que entienda de verdad de lo que se está hablando.
¿Cómo acabar con la maldición del conocimiento?
Hay varias claves para que la maldición del conocimiento no influya en tu proyecto:
1- Apóyate en tu público y pide comentarios
Una de las maneras más prácticas de evitar que los lectores piensen que tienes contenidos mal escritos es pedirles su opinión a través de los comentarios.
Por ejemplo, alguien puede hacerte una pregunta que indica que falta algún detalle en el contenido. O incluso puede que un lector resuma un concepto mejor de lo que está en el texto.
Si se aprovecha, además de mejorar la experiencia le dices a la audiencia que la escuchas, y eso es muy de agradecer por su parte.
2- Usa lenguaje sencillo
Ya hablé en el post de copywriting para textos legales lo importante que es que el lenguaje sea lo más simple y claro posible.
Una manera de hacerlo es explicar los conceptos y poner algún ejemplo que ayude al lector a comprenderlo mejor.
3- Emplea ejemplos específicos
Los ejemplos son muy útiles para eliminar la maldición del conocimiento, pero deben ser concretos e ilustrativos.
No vale con usar conceptos demasiado vagos solo por seguir demostrando que eres un experto, porque esto produce el efecto contrario al que se busca.
4- Un borrador y algo de tiempo para revisar
Antes de publicar un contenido, me gusta dejarlo unos días en pausa y leerlo de nuevo pasado ese tiempo.
¿Sabes por qué? Porque al revisar es mucho más fácil identificar los errores y encontrar lagunas en el texto.
A algunos clientes al principio no les gusta, pero cuando ven los resultados se dan cuenta de que merece la pena.
Se capta el sentido de las frases y se cubren las posibles faltas que dificultarían la comprensión.
Así se logra un buen contenido.
¿Qué aporta el copywriting a esto?
Hacer un buen contenido implica mucho más que saber de lo que se escribe, y esto es algo que el copywriting tiene muy en cuenta.
Por ejemplo, al redactar una página de ventas es muy fácil olvidarnos de los beneficios al poner características de un producto, porque nosotros sí tenemos claros cuáles son.
Pero el público no tiene por qué verlo tan claro.
Te pondré el ejemplo con una bicicleta eléctrica (no es un producto real):
- La bicicleta tiene 12 marchas, una batería de 6,5 amperios y un manillar ergonómico.
A lo mejor como experto en bicicletas te parece que los beneficios están muy claros, pero un posible comprador igual se queda frío.
Volvamos a intentarlo:
- Gracias a sus 12 marchas, esta bicicleta te ayudará a escalar y bajar cuestas con facilidad porque siempre encontrarás el régimen adecuado. Su batería de 6,5 amperios te da una autonomía de entre 25 y 45 kilómetros, dependiendo del uso. Y gracias a su manillar ergonómico, las manos no te dolerán aunque lleves varias horas subido a la bici.
Como ves, menos no siempre es más, y tienes que mostrar al público las ventajas de tu producto de forma amplia.
El copywriting va un poco más allá, y además de asumir que el lector puede no saber nada del tema, le persuade e incide en los motivos por los que esta bicicleta es lo que le hace falta.
Incluso en este caso se trata al lector como alguien que sabe lo que quiere y que en cierto sentido es más listo que nosotros. Puede que incluso más.
Ahora, poniendo en práctica mis propios consejos, te invito a que comentes lo que quieras y me digas qué te ha parecido el texto. Y si crees que le puede interesar a alguien más, compártelo con quien quieras.
[…] te hablé de la maldición del conocimiento, algo que puede hacer que quien lee lo que se acaba de publicar piense que es muy […]